Si tienes niños, tele y poco tiempo: por qué tú también pones estas 7 excusas para no hacer deporte

Si tienes niños, tele y poco tiempo: por qué tú también pones estas 7 excusas para no hacer deporte

España se sienta demasiado y se mueve poco. La cultura del “mañana empiezo” convive con dolores recurrentes, madrugones y jornadas infinitas. Aun así, pequeñas decisiones diarias pueden romper el bloqueo y cambiar la energía de toda la semana.

Las siete excusas más repetidas en España

No tengo tiempo

El día se va entre trayectos, recados, pantallas y obligaciones. El reloj no se estira, pero la agenda sí. El ejercicio cabe cuando baja el listón de expectativas: menos perfección, más constancia. Diez o quince minutos de actividad guiada elevan pulsaciones, mejoran el ánimo y suman más de lo que parece.

Si esperas a que aparezca tiempo libre, no entrenas. Si lo reservas en la agenda como una cita, ocurre.

Pon alarma, prepara la ropa la noche anterior y decide el plan antes de acostarte. Evita negociar por la mañana. Una sesión exprés en casa con movilidad y fuerza básica logra continuidad sin logística.

Me puede el cansancio

El agotamiento diario no siempre pide sofá. Moverse activa la circulación, oxigena y mejora la calidad del sueño nocturno. Una caminata vigorosa de 20 minutos o una rutina corta de fuerza reduce la sensación de fatiga al cabo de unos días de práctica continuada.

Prueba a entrenar antes de comer o a media tarde, cuando el bajón aprieta. El objetivo no es sudar a mares, sino salir con más energía de la que entraste.

El cuerpo aprende a gestionar mejor la energía cuando recibe dosis regulares de movimiento.

Los niños demandan mucho

Criar y entrenar compiten por el mismo tiempo. Integrar a los peques cambia el guion. Bicis en el parque, circuitos de equilibrio, bailes en el salón o caminatas al cole a paso rápido cuentan. Si tenéis dos adultos en casa, alternad 20 minutos de “tiempo de hierro” mientras el otro juega con los niños.

Muchos menores normalizan lo que ven. Un adulto que se mueve manda un mensaje silencioso de salud, esfuerzo y alegría. Y suma minutos activos al total de la familia.

Me duelen cosas

Dolores de espalda, rigidez de cuello, cadera cargada. Parar de golpe no resuelve. Tras descartar lesiones con un profesional, moverse con criterio mejora la situación. La movilidad diaria, el trabajo de glúteo y la fuerza de la zona media descargan la espalda. Caminar después de comer reduce la rigidez de cadera.

Dolor recurrente no significa reposo eterno: significa plan, progresión y movimientos que respeten tu rango.

Empieza suave, prioriza técnica y suma dificultad de forma progresiva. El cuerpo responde cuando recibe estímulos adecuados, no castigos.

Me sobran kilos, no voy a poder

El peso no prohíbe, guía. Ajusta el impacto al inicio y combina fuerza con respiración controlada. Ejercicios con banda elástica, remo con mochila, sentadillas asistidas y empujes contra la pared construyen base. La balanza se mueve de verdad cuando el músculo crece y el día tiene más pasos.

La comida acompaña el cambio sin extremos: proteína suficiente, verduras visibles en cada plato y horario estable. Dormir mejor reduce antojos y mejora la adherencia.

Me aburre

El aburrimiento suele indicar falta de variedad o de objetivo. Cambia el estímulo cada cuatro semanas: fuerza con mancuernas, ejercicios con el peso corporal, bicicleta, senderismo, baile o pádel. Entrenar con alguien añade compromiso y humor. Objetivos pequeños vuelven motivador el proceso: hacer cinco flexiones limpias, correr 2 km sin parar o tocarte la punta del pie sin dolor.

La adherencia no se compra con voluntad infinita; se diseña con variedad, reto y compañía.

Estoy mayor

La edad biológica y la capacidad de entrenar no avanzan a la misma velocidad. Con supervisión y progresión, el trabajo de fuerza y equilibrio mejora la marcha, reduce caídas y mantiene la independencia. Dos sesiones semanales con movimientos básicos —empujar, tirar, ponerse en pie, subir escalones— cambian el día a día.

Rompe el mito: empezar después de los 60 no solo es posible; se nota en escaleras, en compras y en las siestas que ya no “secuestran” la tarde.

Atajos prácticos para vencer la pereza

  • Método 3×10: tres bloques de 10 minutos repartidos en el día tras cada comida.
  • Regla de la puerta: ropa de entrenar a la vista y zapatillas junto a la salida.
  • Pasos con propósito: llamadas de trabajo siempre caminando.
  • Playlist activadora: lista de 15 minutos que marca inicio y fin de la sesión.
  • Compromiso público: escribe el plan semanal en la nevera y táchalo al terminar.

Un plan de bolsillo para siete días

Este esquema encaja en agendas apretadas y admite variaciones. Si un día falla, no compenses con castigos; retoma al siguiente.

Día Sesión Tiempo
Lunes Movilidad de columna + sentadillas asistidas + paseo rápido 20 min
Martes Empujes contra pared + plancha corta en series 15 min
Miércoles Bici estática o caminar con cuestas suaves 25 min
Jueves Remo con banda + puente de glúteo + estiramientos cadera 20 min
Viernes Baile en casa o circuito con peques 15 min
Sábado Sendero urbano: explora un barrio a pie a buen ritmo 30 min
Domingo Equilibrio y respiración: apoyo a una pierna, movilidad de hombro 15 min

Excusa a respuesta: guía rápida

Excusa Acción concreta Tiempo real
No tengo tiempo Alarma fija, rutina de 15 min en casa 15 min
Me puede el cansancio Caminar 20 min al sol suave o fuerza ligera 20 min
Los niños demandan mucho Juegos activos + turnos de 20 min entre adultos 20-30 min
Me duelen cosas Movilidad y fuerza controlada con progresión 15-25 min
Me sobran kilos Fuerza baja, pasos diarios, proteína visible 20 min
Me aburre Bloques de 4 semanas, cambia disciplina
Estoy mayor Equilibrio, subir escalones, tirón elástico 15-20 min

Cómo mantener la racha cuando la vida se complica

Reduce la fricción al mínimo: deja la esterilla desplegada, elige un único vídeo o secuencia y repítelo una semana. Elimina la decisión diaria. Un registro visible en la nevera da sensación de progreso. Si viajas, lleva una banda elástica; cabe en cualquier mochila y convierte la habitación de hotel en un pequeño gimnasio.

Piensa en temporadas. Habrá semanas de fuerza, otras de paseo y otras centradas en movilidad. Mantenerte en juego evita el “empezar de cero” cada mes. La regularidad gana al heroísmo esporádico.

Información extra para ampliar el foco

Riesgo del sedentarismo: largas horas sentado elevan la rigidez articular y empeoran la glucemia posprandial. Tres paseos de 10 minutos tras cada comida reducen picos de azúcar y mejoran la digestión. Si trabajas desde casa, programa micro pausas activas cada 50 minutos.

Actividad complementaria útil: fuerza mínima viable. Dos días a la semana, tres movimientos básicos —empuje, tirón, pierna— en tres series moderadas. Mejora hueso, postura y estabilidad, y hace que cada paseo consuma más energía.

Prueba de 14 días: elige una hora fija, una rutina de 15 minutos y un objetivo concreto (p. ej., subir cuatro pisos sin parar). Al finalizar, evalúa sueño, ánimo y molestias. La mayoría nota más energía y menos rigidez. Ese cambio alimenta la motivación mejor que cualquier discurso.

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