Si viajas, te sorprenderá lo que compras en los aeropuertos de Aena: 10 millones de hamburguesas

Si viajas, te sorprenderá lo que compras en los aeropuertos de Aena: 10 millones de hamburguesas

El viaje acelera decisiones y cambia nuestras prioridades.

Una directiva de Aena pone cifras a ese cambio de guion: lo que decimos que queremos y lo que acabamos comprando no coincide. El entorno, la hora y el estrés empujan hacia elecciones rápidas, a menudo calóricas y fáciles de comer.

Lo que decimos frente a lo que compramos

Las encuestas repetidas en retail muestran preferencias saludables declaradas. En el mostrador, las ventas cuentan otra historia. La directora comercial de Aena, María José Cuena, lo ha contado en el pódcast Retail 1.99 con un dato que enciende el tablero.

La realidad dista de lo que marcamos en los cuestionarios: el consumo impulsivo gana al propósito saludable cuando embarcamos.

Diez millones de hamburguesas al año

Según Cuena, en los aeropuertos españoles se venden cada año más de diez millones de hamburguesas. El volumen equivale a cerca de 27.000 unidades diarias a lo largo de todo el año. El contraste con la intención de “comer mejor” es evidente y ayuda a entender cómo decide el viajero en tránsito.

Más de diez millones de hamburguesas al año en la red española muestran la fuerza de la compra por impulso.

El aeropuerto funciona como laboratorio de comportamiento. El tiempo es escaso. La incertidumbre manda. El cuerpo pide calorías de rápida satisfacción. El resultado se ve en la caja.

Por qué elegimos distinto al viajar

Las razones no son capricho. Tienen que ver con sesgos, contexto y logística del trayecto. Varias palancas operan a la vez y refuerzan el atajo de la comida rápida.

  • Estrés del embarque: la presión temporal reduce la deliberación y prioriza lo conocido.
  • Fatiga de decisiones: después de planificar el viaje, el margen mental se agota y se elige la opción fácil.
  • Recompensa inmediata: el cerebro busca placer rápido para compensar la tensión del trayecto.
  • Horarios cruzados: desayunos tardíos o cenas adelantadas empujan a comer “lo que haya” cerca de la puerta.
  • Señalización y olor: la proximidad y el marketing sensorial favorecen ventas de caliente listo para llevar.
  • Comparación limitada: la cartelería simplifica menús en combos, lo que reduce el análisis de precio por ración.
  • Normas de seguridad: la limitación de líquidos encarece la hidratación y cambia el mix del ticket.

Qué ve el negocio del aeropuerto

La restauración en aeropuertos opera con tiempos cortos y tickets medios altos. El objetivo es servir rápido, reducir colas y maximizar rotación. El surtido responde a esa necesidad y a un flujo de clientes muy irregular por franjas y por puertas.

Las cadenas priorizan productos de preparación predecible, márgenes estables y fácil transporte. Los menús cerrados simplifican la operación y elevan el ticket. La oferta saludable está, pero suele requerir más preparación o logística de frío, y compite con mostradores que desprenden aroma y muestran producto caliente.

El papel de Aena y sus arrendatarios

Aena concede espacios y marca estándares, mientras operadores privados explotan los locales. La mezcla final varía por aeropuerto, zona y contrato. La presión por mantener servicio ágil y homogéneo convive con la obligación de ampliar categorías, incorporar nuevas dietas y atender a flujos turísticos cambiantes.

Cómo comprar mejor si pasas por un aeropuerto

Hay margen para decidir con calma incluso en un entorno apremiante. Estos gestos reducen gasto impulsivo y mejoran la elección nutricional sin perder tiempo.

  • Lleva una botella vacía y rellénala tras el control si el aeropuerto dispone de fuentes.
  • Planifica una merienda sencilla en casa para tramos cortos y deja el “capricho” para destino.
  • Si eliges combo, pide sin extras no deseados y revisa tamaño de raciones.
  • Compara precio por 100 gramos cuando el mostrador lo permite; los “snacks proteicos” pueden salir más caros que un bocadillo simple.
  • Busca mostradores menos congestionados en pasillos laterales; suelen ofrecer tiempos de espera menores.
  • Prefiere formatos “to go” fríos si tu puerta cierra pronto; evitas apuros y te sientas a comer con el embarque ya anunciado.

Lecturas para marcas y operadores

El dato de las hamburguesas no invalida el interés por lo saludable. Señala un reto de ejecución. Colocar opciones equilibradas en el punto caliente, con preparación visible y tiempos claros, mejora su rotación. La comunicación de “minutos hasta servir” reduce la incertidumbre y favorece alternativas a la fritura.

La cartelería que muestra calorías y proteínas por ración orienta mejor la compra que un listado genérico. Los combos con fruta real, agua y principal sin fritura funcionan si el precio ancla no se dispara frente al menú estándar. Las franjas de madrugada y última hora de la tarde concentran indulgencia; allí conviene ofrecer porciones más pequeñas junto a opciones saciantes.

Lo que no se ve: salud y sostenibilidad

Quien vuela por trabajo varias veces al mes acumula decisiones que impactan en bienestar. Alternar opciones calóricas con platos saciantes a base de legumbres, verduras y granos reduce picos de hambre en cabina. Las aerolíneas y locales pueden sincronizar menús con los horarios de vuelo para evitar que el pasajero encadene dos comidas densas en pocas horas.

En residuos, el formato “para llevar” multiplica envases. Sustituir tapas y cubiertos de plástico por material compostable y puntos de reciclaje visibles mejora la experiencia y reduce basura en puerta. Las cartas con más opciones vegetales y panes integrales suman puntos sin ralentizar la operación si se preparan por tandas.

Encuestas, deseos y sesgos

La deseabilidad social empuja a responder “comida saludable” cuando no hay presión temporal. En tránsito, la promesa de premio rápido pesa más. El diseño del cuestionario, el momento de la respuesta y el recuerdo impreciso del gasto sesgan las conclusiones. El registro en caja, en cambio, captura el acto real de compra.

Mapa de momentos y decisiones

El contexto marca el producto elegido. Esta tabla orientativa resume patrones típicos de conducta en terminales.

Momento del viaje Necesidad percibida Elección más probable Alternativa práctica
Antes del control Ahorrar tiempo Snack en mano Botella vacía y pieza de fruta
Puerta próxima a cerrar Comer rápido Hamburguesa o combo caliente Sándwich frío ya preparado
Escala larga Comida completa Menú con fritos Plato de cuchara o ensalada con proteína
Madrugada Calorías de confort Bollería y bebidas azucaradas Yogur con toppings y café solo

Lo que viene: oportunidades y riesgos

La demanda real invita a reorganizar surtidos por hora y por puerta. Un mismo local puede rotar menús en función de oleadas de embarque. La visibilidad de alternativas rápidas y equilibradas ayuda a competir con el aroma de la plancha. El reto es mantener márgenes y tiempos sin sacrificar variedad.

Para el viajero, conocer estas dinámicas reduce el gasto impulsivo y mejora el trayecto. Un plan mínimo de hidratación, una merienda prevista y una decisión tomada antes de entrar en la zona de restauración evitan compras que luego pesan en el bolsillo. Para los operadores, el dato de las diez millones de hamburguesas es una señal clara: el impulso manda, pero se puede dirigir con diseño, información y una logística que no penalice la opción equilibrada.

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